viernes, 3 de julio de 2009


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MONTE DE LOS OLIVOS.

Cuando un creyente visita el país de jesús, suele sufrir cierta decepción. Son, en realidad, muy pocos los recuerdos evangélicos que conservan su sabor original. La mano del hombre y la pátina del tiempo han introducido modificaciones tan profundas que, a veces resulta casi imposible revivir los relatos bíblicos. Incluso la ciudad de Jerusalén, a pesar de su indiscutible tipismo oriental, dista mucho de conservarse tal y como la conocio Jesús.
Ahora bien, ¿osaría alguien afirmar que el monte de los olivos ha perdido hoy su encanto genuino? Por supuesto que algunas edificaciones modernas le han privado de parte de su pureza. Pero, en el fondo, el monte sigue siendo el mismo que vieron los ojos de Jesús. Éste pasó muchas noches en él (Lc 22, 39), siendo a su vez escenario de numerosas escenas evangélicas.
Es difícil no sentir profunda emoción cuando se contempla el monte de los olivos. El creyente sabe que ese mismo panorama resultaba familiar a Jesús.Y quien va a Tierra Santa con deseos de encontrar a Jesús ¿ puede aspirar a un vínculo más íntimo que contemplar aquel paisaje que la presencia de Jesús saturó de recuerdos y sugerencias?
Desde la ciudad antigua,se domina el Giabal at-Tur(=monte santo),aún hoy prácticamente cubierto de olivos.Sus 818 metros de altura cobijan todas las noches un silencio salpicado de estrellas hasta que cada mañana asoma el sol entre algunas de sus lomas.La silueta del campanario de la iglesia ortodoxa rusa y la torre de Augusta Victoria se yerguen como lanzas que desafían al mismo cielo.Resulta sugestivo el recuerdo de aquel ribazo,que aún hoy se denomina "Viri Galilei" o del sendero por donde se supone que Jesús descendió a la ciudad el domingo de Ramos.



1.-EDÍCULO DE LA ASCENSIÓN.


En la cima misma del monte se encuentra un pequeño edículo octogonal cuya construcción data del siglo XII, donde se recuerda la ascensión de Jesús a los cielos. En su interior puede verse una huella estampada sobre la roca, en la que-según la tradición-se abría apoyado Jesús en el momento de subir a los cielos. Todo los años, el día de la ascensión, las diversas confesiones cristianas celebran sus actos litúrgicos en el patio que rodea el edículo. Para ello recaban la autorización de los musulmanes, propietarios del recinto, parte integral de una cuidada mezquita, desde cuyo alminar se domina una amplia zona del desierto de Judá incluida la fosa del Mar Muerto.


2.-IGLESIA DEL PATER NOSTER Y BASÍLICA ELEONA.


A pocos metros del edículo de la ascensión y en el camino que conduce a Betfagé, está la llamada iglesia del "Pater Noster", custodiada por religiosas carmelitas de clausura. En su claustro e iglesia se puede leer el "Padrenuestro" en más de cuarenta idiomas. Por una pequeña escalera se desciende a una gruta, en la que la tradición supone que Jesús enseñó a sus discípulos la oración dominical, dado que Lucas (11, 1-4) sitúa la escena inmediatamente después de abandonar Betania, donde había visitado a Marta y María.

La gruta se halla bajo un gran patio, donde pueden verse los cimientos de una basílica que parece responder a la antigua Eleona (=olivar), construida por Santa Elena, la madre de Constantino, para recordar las enseñanzas de Jesús sobre la ruina del templo y destrucción de Jerusalén (discurso escatológico).




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